Disfruta TU CAFÉ

Disfruta Tu Café
Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor.

Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable ‘stress’ que les producía el trabajo y la vida en general.

El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más selecta: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas…

Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.

Cuando lo hicieron, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:

Sé habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.

Esa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al “stress.”

Continuó: 
Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos”.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. 

Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Ahora piensen en esto: La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
¡Disfruten su café! La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo:

* Vivan de manera sencilla.
* Tengan paz.
* Amen y actúen generosamente.
* Sean solidarios y solícitos.
* Hablen con amabilidad.

El resto déjenselo a Dios. y recuerden que: la persona más rica no es la que tiene más sino la que necesita menos …..
DISFRUTA TU CAFE!

La Prisión del Odio



Dos hombres habían compartido injusta prisión
durante largo tiempo en donde recibieron
todo tipo de maltratos y humillaciones.
Una vez libres, volvieron a verse años después.
Uno de ellos preguntó al otro.

-¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros?

-No, gracias a Dios ya lo olvidé todo
-contestó-. ¿Y tú?

-Yo continúo odiándolos con todas mis fuerzas -respondió el otro.

Su amigo lo miró unos instantes, luego dijo.

-Lo siento por ti. Si eso es así,
significa que aún te tienen preso.

El Saber tiene su Precio


Algunas veces es un error juzgar el valor de una actividad simplemente por el tiempo que toma realizarla.

Un buen ejemplo es el caso del ingeniero que fue llamado a arreglar una computadora muy grande y extremadamente compleja... una computadora que valía 12 millones de dólares. Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y apagó el aparato. Procedió a sacar un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo. Entonces encendió de nuevo la computadora y comprobó que estaba trabajando perfectamente.

El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto.

- ¿Cuánto le debo? preguntó.

- Son mil dólares, si me hace el favor.

- ¿Mil dólares? ¿Mil dólares por unos momentos de trabajo?

¿Mil dólares por apretar un simple tornillito? ¡Ya sé que mi computadora cuesta 12 millones de dólares, pero mil dólares es una cantidad disparatada! Le pagaré sólo si me manda una factura perfectamente detallada que la justifique.

El ingeniero asintió con la cabeza y se fue.

A la mañana siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto, sin chistar.

La factura decía:

Servicios prestados:

Apretar un tornillo............ US $1 dólar
Saber qué tornillo apretar.... US $999 dólares


Manda este mail a todos aquellos profesionales que día a día se enfrentan con la desconsideración de quienes por su propia ignorancia no alcanzan a entenderlos.

RECUERDA: "SE GANA POR LO QUE SE SABE, NO POR LO QUE SE HACE".

El Carpintero


Esta es la historia de dos hermanos que hacía muchos años vivían en granjas vecinas y entre ellos existía total armonía.

Pero un día entraron en un conflicto. Era el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo cosechas, intercambiando maquinarias en forma continua. Todo comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras duras. A esto le siguieron semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó en la casa de Luis. Al abrir la puerta, se encontró con un hombre cargando herramientas de carpintero quien le dijo: – Estoy buscando trabajo por unos días, quizás usted necesite realizar algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso.

-Sí- dijo muy seguro el mayor de los hermanos -tengo un trabajo para usted-

-Mire señor, allí al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno… en realidad es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Sé que hizo esto para enfurecerme ¡pero yo le voy a hacer una mejor!

Quiero que con esa pila de desechos de madera que está junto al granero construya una cerca de dos metros de alto, para no verlo nunca más.

El carpintero le dijo: -Comprendo la situación.

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Cuando el granjero regresó entrada la tarde, el carpintero ya había terminado su trabajo.

El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, sin palabras, no podía creer lo que estaba viendo… El carpintero no había construido ninguna cerca de dos metros sino un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.

Era una fina pieza de arte, con pasamanos y todo.

En ese momento vino desde su granja su hermano menor, muy conmovido, muy emocionado por lo que veía, y abrazando a su hermano mayor le dijo:

-Realmente sos un gran hombre, por haber hecho construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho…

Los hermanos se abrazaron y cuando estaban en su reconciliación vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.

-No, espere señor, quédese un par de días más, tengo mucho trabajo para encargarle- le dijo el hermano mayor.

-Me gustaría quedarme- dijo sonriendo el carpintero- pero tengo muchos puentes por construir…

¿Cuánto cuesta un milagro?


Micaela, una niña de siete años oyó a sus padres decir que su hermanito Andrés estaba muy enfermo y que ellos no tenían el dinero necesario para pagar la operación que podría salvar su vida. «Sólo un milagro puede salvarlo», les oyó decir.

Micaela, fue a su habitación y sacó de un frasco todos sus ahorros. Vació el contenido y con todas las monedas que tenía fue a la farmacia. Esperó con paciencia al farmacéutico que estaba muy ocupado hablando con otro hombre.

Por fin, molesto, le preguntó. - ¿Qué necesitas? - Estoy conversando con mi hermano que vino de Chicago y al que no he visto en mucho tiempo – añadió, sin esperar que la niña respondiera su pregunta.

- Es por mi hermano, dijo la niña - está muy enfermo y quiero comprarle un milagro.- ¿Cómo? - preguntó el boticario.- Se llama Andrés y tiene algo muy malo que le está creciendo dentro de la cabeza. Dice mi papá que sólo un milagro le puede salvar. ¿Cuánto cuesta un milagro?

- Aquí no vendemos milagros, lo siento, pero no puedo ayudarte - contestó éste, con un nudo en la garganta.
- Mire, tengo dinero para pagarlo. Si no es suficiente, conseguiré lo que falte. Dígame cuánto cuesta.

El hermano del farmacéutico era un hombre muy elegante. Se inclinó, y preguntó a la niña:- ¿Qué clase de milagro necesita tu hermano?- No sé, respondió Micaela, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Lo que sé, es que está muy enfermo y dice mamá que necesita una operación, pero como mi papá no puede pagarla, quiero hacerlo yo con mi dinero.

- ¿Cuánto tienes? - preguntó el señor que venía de Chicago.- Un dólar y once centavos - respondió Micaela con voz apenas audible. Es todo lo que tengo, pero si hace falta, puedo conseguir más.

- ¡Qué casualidad! - dijo sonriendo, un dólar y once centavos es justo lo que cuesta un milagro para tu hermanito. Seguidamente, el hombre recogió el dinero en una mano y con la otra tomó la mano de la niña y le dijo:- Llévame a tu casa. Quiero ver a tu hermano y conocer a tus padres, para ver si tengo la clase de milagro que necesitas.

Aquel hombre bien vestido era el Dr. Armstrong, especialista en neurocirugía, quien realizó la delicada operación. Al poco tiempo, Andrés se había restablecido totalmente.

La madre emocionada comentó: Esta operación fue un milagro. ¿Cuánto habrá costado? Micaela sonrió. Sabía exactamente cuánto costaba un milagro: un dólar y once centavos..

Cuando Jesús les dijo a sus apóstoles que deberíamos ser como niños, se refería a la FE que debemos tener para alcanzar las metas inalcanzables.

“Micaela es un gran ejemplo, ella salió de su casa convencida de conseguir el milagro para su hermano, sólo porque en su Fe e inocencia estaba el verdadero amor de Dios” :D

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Bluehost Coupons